La principal atracción turística de Buenos Aires es una necrópolis auténtica, y no hay que perdérsela. A ambos lados de las estrechas calles se alzan cientos de criptas antiguas, talladas en mármol, granito o cemento y decoradas con vidrieras, ángeles y símbolos religiosos. En las grietas crecen plantas y árboles, y los gatos callejeros pasean entre las tumbas en diversos estados de decadencia. Supone toda una maravilla fotogénica que permite descubrir la insólita belleza de la muerte.
Cementerio de la Recoleta

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