Estados Unidos

El barrio más emblemático de Miami es una vertiginosa zona de resplandeciente playa, bonita arquitectura art déco, lujosas boutiques y animados bares y restaurantes. A pesar de su glamur, South Beach es mucho más que cuerdas de terciopelo y caro alojamiento: también hay sencillos y geniales bares, buena comida étnica y excelentes museos. Lo mejor en un día Se empieza con un paseo a primera hora de la mañana junto a la playa, para tomar después un desayuno saludable y un buen café en el Dirt. Después de dar un paseo por las calles del Art Deco Historic District y tomar fotografías de su bonita arquitectura, se puede profundizar en el arte y el diseño en el excelente Wolfsonian-FIU. Para una cocina creativa con un toque internacional, hay que ir a almorzar al Pubbelly, en Sunset Harbour. Luego se echa un vistazo a las tiendas de los alrededores y se compra un tentempié para más tarde en el True Loaf, que tiene exquisitas pastas, antes de quemar la comida en Lincoln Road, una atractiva calle peatonal llena de tiendas y cafés. A última hora de la tarde, se para en el Sweet Liberty para disfrutar de bebidas y ostras durante la happy hour. Después se ve un espectáculo en el Colony Theatre y se cena tarde en el elegante Yuca, antes de unirse a la gente que está de fiesta en el Kill Your Idol o el Bodega.

El paisaje de North Beach, salpicado de bloques de apartamentos, ofrece una versión ligeramente diferente del hedonismo de Miami Beach. Aquí en lugar de art déco hay grandes edificios construidos tras la II Guerra Mundial en el llamado estilo MiMo (moderno de Miami). Aunque hay menos restaurantes, bares y tiendas, North Beach tiene mucho encanto, empezando por su fabulosa playa. Lo mejor en un día Se empieza el día con un paseo por el verde Boardwalk, seguido de un tranquilo paseo sin aglomeraciones por la playa, para después ir a ver algunos ejemplos de la monumental arquitectura del barrio, como el Fontainebleau y el Eden Roc Renaissance. Se almuerza marisco en el Fifi’s Place y luego se sube hasta el Oleta River State Park para unas cuantas actividades al aire libre. Después se puede alquilar un kayak para un tranquilo paseo por el estuario del río Oleta y ver fauna en los senderos de naturaleza. A última hora de la tarde, se puede disfrutar de un tratamiento de spa en el Carillon Miami Wellness Resort o, si se busca algo menos burgués, probar unos azotes con una rama de abedul en los Russian & Turkish Baths. Por la noche se reserva mesa en el 27 Restaurant para disfrutar de creativa cocina americana moderna en un animado entorno muy a la última. Luego se queda en el frondoso patio contiguo del Broken Shaker para tomar innovadores cócteles; si todavía se tienen fuerzas, se puede ir de fiesta al Liv para bailar con la gente guapa.

El centro financiero y bancario internacional de la ciudad se divide en ajadas galerías comerciales y nuevos bloques de apartamentos y hoteles de lujo en rascacielos en la zona conocida como Brickell. El río Miami divide el Downtown en norte y sur. Miami se caracteriza por un ritmo de crecimiento frenético, con la construcción de nuevos y lujosos bloques continuamente. Lo mejor en un día Se empieza con un delicioso desayuno y un excelente café en el All Day, para ir, luego, hasta el Pérez Art Museum Miami y ver algunas de las mejores exposiciones de arte de la ciudad. Hay que asegurarse de contemplar las vistas y las esculturas al aire libre. Se reserva mesa para almorzar en el Casablanca, un emporio del marisco con tranquilas mesas junto al río Miami. Tras el almuerzo, hay que sumergirse en el pasado de la ciudad en el History Miami, que ofrece una fascinante visión de las culturas y los acontecimientos que ayudaron a moldear el Miami actual. Más tarde se puede tomar un respiro junto a la bahía en el Bayfront Park, la zona verde más apreciada del Downtown. Por la tarde, se cena pronto en el CVI.CHE 105 que ofrece deliciosa comida peruana. Después, se asiste a un espectáculo en el Adrienne Arsht Center for the Performing Arts y se termina la noche con unas copas acompañadas de vistas en uno de los bares de azotea de Miami. El Sugar ofrece magníficas vistas de la silueta de la ciudad desde la planta 40.

Estos son dos de los barrios más creativos de Miami, famosos por su floreciente escena artística. Wynwood, antaño un terreno industrial baldío, ahora alberga galerías, tiendas alternativas, cafés, restaurantes y una increíble gama de arte callejero. El más pequeño Design District también alberga galerías, además de lujosas tiendas y una variada mezcla de bares y restaurantes. Lo mejor en un día Se empieza el día con unas pastas recién horneadas en el Zak the Baker y un buen café en el Panther Coffee, para bajar paseando hasta las Wynwood Walls y ver las enormes obras de arte que cubren una antigua zona industrial. Para más arte de calidad, hay que visitar algunas de las galerías de Wynwood; muchas son gratis, mientras que otras, como la fabulosa Margulies Collection at the Warehouse, cobran una entrada que vale la pena pagar. Para almorzar, se sube hasta el Design District y se disfruta de sustanciosa comida tex-mex en un entorno kitsch en el Lost & Found Saloon; luego se da un paseo por el barrio para ver instalaciones de arte público, galerías y lujosas tiendas. Por la noche hay que regresar a Wynwood para ver el barrio cuando está más animado. Se reserva mesa en el Alter, uno de los mejores restaurantes del barrio, se toma una cerveza artesanal en el Boxelder y se sube hasta el Lagniappe para disfrutar de música en directo en un encantador patio trasero.

La Calle Ocho (SW 8th St), la avenida principal de la Pequeña Habana, no solo atraviesa el centro del barrio, sino que también es su corazón. Ciertamente la cubanidad de este barrio se exagera un poco para los visitantes, pero aun así es un lugar evocador para explorar, con el sonido de fichas de dominó, el olor de puros, jazz latino y coloridos escaparates. Lo mejor en un día El día empieza con un zumo tropical recién exprimido acompañado de cotilleos en Los Pinareños Frutería; luego se aprende una rápida lección de historia mientras se visita el Cuban Memorial Park y después se ve cómo se juegan partidas de dominó en el Máximo Gómez Park. Se almuerza en el Versailles, uno de los favoritos de siempre de los expatriados cubanos (para llegar hay que ir en coche o tomar un autobús), para después volver al centro de Little Havana para echar un vistazo a los recuerdos, guayaberas y puros de las coloridas tiendas de la Calle Ocho, como Guantanamera, y pasar por el Cubaocho para informarse sobre próximos conciertos y exposiciones de arte. Hay que cenar pronto en el restaurante El Nuevo Siglo escondido en un supermercado, para terminar la noche con unos mojitos y un poco de música en directo en el Ball & Chain, un local nocturno fiable para pasar una noche divertida. Si no, se toma un taxi hasta el Hoy Como Ayer para una noche en serio de salsa.

Antaño fue una colonia hippy, pero ahora su población es más de clase media. Es un lugar agradable para explorar, con fascinantes tiendas y cafés, y un ambiente tipo pueblo. Es especialmente atractivo por la noche, cuando sus habitantes abarrotan las mesas al aire libre de bares y restaurantes. Coconut Grove da a la bahía, con un bonito puerto deportivo y agradables zonas verdes. Lo mejor en un día Se pueden evitar las aglomeraciones visitando pronto el Vizcaya Museum & Gardens, que alberga uno de los edificios más bonitos de Miami y dando un tranquilo paseo por sus terrenos con vistas a la bahía. Luego se va al centro de Coconut Grove para tomar un desayuno tardío en el GreenStreet Cafe. Para quemar esas tortitas se da un paseo por los jardines del Kampong; hay que reservar con antelación, pero vale la pena hacerlo para ver sus jardines ornamentales. Después se puede echar un vistazo a tiendas alternativas, como Polished Coconut, y visitar las tiendas del CocoWalk, para almorzar luego en el Spillover, un bistró con ingredientes cuidadosamente seleccionados. Sobre el atardecer, es buena idea acomodarse en la terraza entarimada junto al océano del Monty’s Raw Bar, con ofertas durante la happy hour, como ostras a 1 US$, y demorarse un rato para ver cómo cobra vida a medida que los clientes habituales socializan tomando copas. Después, se puede cenar en el Boho, un lugar genial para probar la cocina de Grove en su versión más creativa.

Este encantador barrio, con edificios de estilo mediterráneo, bonitas calles bordeadas de higueras de Bengala y un centro tipo pueblo muy apto para pasear con tiendas, cafés y restaurantes, parece un mundo alejado de otras partes de Miami. Sus principales atractivos son el impresionante Biltmore Hotel, un frondoso jardín tropical y una de las piscinas más encantadoras de EE UU. Lo mejor en un día Se empieza el día con un excelente café y un creativo desayuno en el popular Threefold; luego se pasa la mañana entre mariposas y paisajes tropicales en el enorme Fairchild Tropical Garden. Para almorzar, se puede volver al centro de Coral Gables y disfrutar de excelente comida de bistró en el Frenchie’s Diner. Si hace mucho calor, una opción es darse un baño en la Venetian Pool, con un entorno increíble para disfrutar de un poco de relax en el agua. Luego, se puede dar un paseo para ver las vistosas tiendas de la Miracle Mile, y si se necesita un café, se puede pasar por el Books & Books. Sobre el atardecer, hay que ir al Biltmore Hotel que parece todavía más majestuoso con la luz de última hora de la tarde; vale la pena tomarse un tentempié en su encantador restaurante junto a la piscina. Por la noche, se pueden cenar deliciosas tapas regadas con un rioja en el Bulla Gastrobar y redondear la noche con una copa en el cercano The Bar frecuentado por una muestra representativa de la sociedad de Gables.