Ningún viaje a Escocia está completo si no se pisa Edimburgo; aunque la visita solo dure una semana, hay que reservar dos días para la capital. El tercero, se pone rumbo a Stirling para admirar el otro gran castillo escocés y se continúa hacia los Trossachs para conocer el paisaje de las Highlands. Conviene pernoctar en Callander.
La cuarta jornada empieza con un bonito paseo hacia Glen Coe y Fort William, y se sigue el Great Glen hasta Loch Ness. Por la tarde, queda tiempo para visitar el Urquhart Castle y el Loch Ness Centre & Exhibition. El día se completa con un crucero por el lago antes de dormir en Inverness, junto al hermoso río Ness.
Se pasa la mañana del quinto día visitando el campo de batalla de Culloden para luego ir al oeste, por Achnasheen y Plockton, hasta Kyle of Lochalsh, y se cruza el puente hasta la isla de Skye, a la que se dedica el sexto día, lo que garantiza tiempo suficiente para visitar el castillo de Dunvegan y recorrer la península de Trotternish.
Se pasa el último día recorriendo el largo camino al sur. Es una ruta espectacular que pasa por Glen Shiel, Invergarry, el puente de Spean (donde se para en el monumento al Comando), Laggan y la A9 hacia Edimburgo, parando en Pitlochry.