Este periplo empieza en Calcuta, para trocar luego el frenesí de la gran ciudad por la paz de Bodghaya, donde Buda alcanzó la iluminación. Luego se cruzan las llanuras hasta Sarnath, donde Buda enseñó el camino del dharma por primera vez.
El hinduismo sustituye al budismo conforme uno se acerca a la ciudad sagrada de Benarés (Varanasi). Tras meditar a orillas del Ganges hay que dirigirse a Khajuraho, con templos hinduistas revestidos de tallas eróticas. Después se pone rumbo sur hacia Sanchi, donde el emperador Asoka abrazó el budismo, y se pasa luego por Bhopal hasta Jalgaon para visitar las cuevas de Ajanta, cuajadas de tallas.
Lo siguiente es desviarse a Rajastán, parar en Udaipur, con sus lagos y palacios, y explorar los extraordinarios templos jainíes de Ranakpur o el monte Abu. Luego se continúa a Pushkar, abarrotada de peregrinos, y después, a la cercana Ajmer, uno de los lugares islámicos más sagrados de la India. Por último, se para en Jaipur y se concluye el recorrido en Delhi, con sus ruinas islámicas.