6 propuestas para sobrellevar las ganas de viajar sin salir de casa

Texto por
Blake Snow, autor de Lonely Planet
Ganas de viajar
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Ideas para calmar las ansias de viajar estando confinados

Cuando apetece hacer una escapada no hay nada peor que estar encerrado, por no decir confinado por motivos de salud. Pero tenemos algunas propuestas que quizá ayuden a sobrellevar mejor las restricciones de movilidad que hayan podido frustrar los planes de viaje más inmediatos: según el psicólogo Daniel Kahneman, ganador del Premio Nobel, viajamos con nuestra mente, no con nuestro cuerpo.

Planear un viaje estando confinados

Un confinamiento es buen momento para planear el próximo viaje © Westend61 / Getty Images

 

En realidad, nuestro “yo que recuerda” tiene un impacto mucho mayor en quienes somos que nuestro “yo que experimenta”, la parte más efímera de nuestro cerebro que vive una aventura sin volver a revisitarla jamás. Por eso, asegura Kahneman, dependemos de nuestro “yo que recuerda”.

Cuando aceptamos esta evidencia, un mundo de posibilidades se abre a nuestra mente y también a nuestro cuerpo. Visto así, cuando el dinero, el tiempo, el cansancio o las restricciones de movilidad nos impiden viajar o “visitar sitios”, siempre es buena idea considerar alguna de las alternativas prácticas que se explican a continuación para viajar sin salir de casa:

 

 

Actualizar la lista de viajes que se quieren hacer aprovechando el confinamiento

Es hora de volver a mirar el mapa y actualizar la lista de viajes que se quieren hacer © Elvira Koneva / Shutterstock

 

1. Actualizar la lista de viajes soñados

Dejar de planificar es como planificar una derrota. Si queremos ver mundo y hacer cosas en la vida, conviene anotarlo todo en una lista de lugares a los que queremos viajar y actividades que queremos probar.

Pero como con la edad y la experiencia nuestros intereses van cambiando, a menudo nos vemos obligados a priorizar, a añadir y/o quitar elementos de esa lista, porque algunos han dejado de ser válidos. Tanto si tachamos algo porque ya lo hemos hecho como si lo tachamos porque ya no nos interesa –un gesto que, en sí, resulta empoderante–, conviene actualizar nuestra lista… o comenzar una nueva si nunca nos hemos parado a escribirla.

 

 

2. Planificar el próximo viaje sin salir de casa

Anticipar una aventura puede ser tan intenso como visitar el destino e sí, según nos indica la ciencia; pero solo podemos anticipar algo si lo planificamos. Aunque en este preciso momento no sea posible fijar unas fechas concretas, sí podemos empezar trazando el itinerario ideal, con los puntos de interés que nos apetezca ver y las actividades que deseemos probar en destinos concretos.

Con la ayuda de la visión por satélite de los mapas de internet y de guías de viajes en línea podremos explorar nuestra lista de destinos ideales con todo lujo de detalles, hasta el último centímetro. Y luego solo quedará disfrutar de la espera hasta que nuestro objetivo esté disponible.

 

 

Cocinar estando confinados es como viajar

Cocinar recetas exóticas es una buena forma de viajar con los sentidos © OksanaKiian / Getty Images

 

3. Viajar por el mundo desde casa: viajar con la mente 

Si mayormente viajamos con la mente, en algunas ocasiones podemos engatusarla sin dar un solo paso fuera de casa. Hay libros de aventuras, guías de viajes, música, cine e incluso canales de TV internacional que pueden servirnos para esto.

También se le puede pedir a un amigo o familiar muy viajado que cuente las mejores anécdotas de sus viajes; o viajar con el estómago cocinando alguna receta extranjera en casa. En otras palabras, viajar con la mente puede ser tan reconfortante como los viajes físicos.


Viajar a través de las cocinas del mundo

 

 

4. Cambiar la mirada: viajes virtuales

Ver o hacer algo que nunca antes se ha visto o se ha hecho es la manera más sencilla de cambiar nuestra perspectiva, por eso viajar es una actividad tan popular. Pero para cambiar la perspectiva no es necesario abandonar el entorno habitual: puede conseguirse con una excursión de un día a una zona poco conocida de la ciudad o visitando los puntos de interés turístico más populares que tengamos cerca.

Sin embargo, como esto ahora mismo depende de las restricciones de movilidad que se aplican en cada país o región, lo mejor es hacerlo ‘virtualmente’; es decir, hacer viajes virtuales con la ayuda de Google Maps y su visión por satélite o consultando guías de viajes en línea de los destinos que tenemos cerca de casa y creemos conocer tan bien. Es muy posible que descubramos cosas que nos sorprendan de nuestra propia ciudad, y después, cuando esto termine, podamos ir a visitarlas en persona.


Viajes virtuales, una gran forma de viajar por el mundo desde casa

 

 

Estudiar y aprender algo nuevo estando confinados

Es buena idea aprovechar el confinamiento para aprender algo nuevo, como por ejemplo un idioma © Foxy burrow / Shutterstock

 

5. Aprender algo nuevo estando en casa

No cabe duda: los destinos desconocidos ponen a prueba nuestra visión del mundo de una manera más instantánea que cualquier otra actividad. Pero existen otras maneras similares para experimentar esto desde casa.

Por ejemplo, es buena idea intentar aprender algo del idioma del próximo destino al que se desea viajar; o apuntarse a clases en línea para aprender algo nuevo. El arte es un buen ejemplo. Como ya explicábamos en los apartados “Viajar con la mente” y en “Cambiar la mirada”, crear arte también nos obliga a ver el mundo desde una perspectiva diferente. Y eso es precisamente lo que deberíamos experimentar en un buen viaje.


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6. Desconectar de las redes

Sea como sea, también conviene concederse un largo paréntesis de las noticias, de internet, de las redes sociales y de la conectividad omnipresente. Muchas veces, subir y bajar las escaleras varias veces o abrir la ventana y sentir el sol en la cara pueden ofrecer algo de alivio, esperanza, consuelo y –literalmente– un soplo de aire fresco. Y el aire fresco abunda, pero hay que ventilarse, abrir la ventana y mirar más allá. 

Si estamos todo el día conectados, preocupándonos de lo que sucede en las redes, no seremos capaces de apreciar lo que nos aporta ese soplo de aire fresco. Cuando sucumbimos al FOMO, o el miedo a perderse algo (por sus siglas en inglés, fear of missing out), los que terminamos perdiéndonos algo somos nosotros mismos.


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Nada puede sustituir el acto de viajar a un destino desconocido; pero la mente es muy poderosa y es capaz de conducirnos casi a la mitad del camino hasta que la situación actual nos permita disfrutar de la experiencia viajera al completo. 

 

 

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