Barrio

Holešovice

En Holešovice, el viajero comienza a percibir Praga como una genuina ciudad obrera. Aunque ciertas zonas se hallan un tanto destartaladas, el antiguo barrio industrial se ha ido aburguesando progresivamente. La cervecería al aire libre de la cima del monte en Letná es muy relajante para las noches cálidas de verano. Por su parte, el Veletržní Palác quizá sea el museo más infravalorado de Praga.

Lo mejor en un día

La mañana se empieza con cultura. Si se viaja con niños, el Museo Técnico Nacional tiene una sala enorme con locomotoras y coches antiguos. Si no, se aconseja la reveladora colección de arte moderno del Veletržní Palác. Hay un montón de buenos cafés en el barrio donde beber algo vitalizante o almorzar; destaca el Kumbal, a un paseo del Veletržní Palác.

Después de comer, lo mejor es tomar el aire en uno de los grandes parques de la zona: los jardines Letná o el Stromovka. El primero tiene una cervecería al aire libre, donde la tarde se hace noche fácilmente. El Stromovka es más espacioso y está cerca del Zoo Mořský Svět, el acuario más grande de la ciudad y otro buen sitio para los niños.

Holešovice no tiene muchos buenos restaurantes, pero el Fraktal sirve una hamburguesa tremenda y la comida italiana del Peperoncino está a buen precio. Los dos quedan cerca de los jardines Letná. Si se busca un espectáculo, la fuente Křižík’s aúna chorros de agua y música clásica. Para ir de discotecas, están el posindustrial Cross Club y el más lujoso Mecca.

 

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