Viajar con niños a Marruecos

Marruecos posee suficientes atractivos para alimentar la imaginación de los más pequeños. Los zocos de Marrakech y Fez suponen una explosión sensorial, lo mismo que las noches de acampada alrededor de una hoguera o los paseos en camello por la playa, aunque no hay mejor cierre para un día de calor que una sesión de piscina en el hotel.

Marruecos para niños

Para quienes antes iban a destinos exóticos y no les apetezca una piscina occidental, ahora que tienen niños, Marruecos es ideal. Está mejor comunicado que Asia desde Europa y América; Marrakech queda a menos de 3 h de Madrid. Y se verá que los niños abren muchas puertas para conocer mejor este país donde tanta importancia se da a la familia.

Contacto con los lugareños

En Marruecos quieren tanto a los niños que quizá hasta venga bien llevarse una mochila portabebés donde meter a los más pequeños por si se cansan de tanto beso, abrazo, regalo y adulación. Los chiquillos rompen el hielo y propician el contacto con los marroquíes que, criados en familias numerosas, suelen mostrar una actitud muy cordial, servicial y protectora hacia las familias.

Al atravesar la campiña se ve a las lugareñas aupar a sus críos para saludar con la mano desde la puerta de casa. Tales momentos subrayan la mayor ventaja para los niños del viajero: al carecer aún de ideas preconcebidas sobre el norte de África, lo que se les quedará grabado de Marruecos probablemente sea la simpatía y cordialidad de su gente.

Esto no significa que los vendedores del zoco den un trato especial a los padres. Sin embargo, hasta el comerciante más truculento suele recibir encantado a mujeres y niños occidentales, pues eso da a su tienda la imagen de tener gancho para las familias. Además, dejar a los niños sueltos en una tienda de alfombras quizá sea una excelente táctica de regateo.

Adaptación a Marruecos

Al tratarse de un ambiente desconocido, los niños tardarán un par de días en adaptarse, si bien Marruecos ofrece muchos aspectos familiares y divertidos que facilitarán el proceso. En el campo les encandilan cosas tan simples como las colmenas y las plantas. No es habitual hallar zonas recreativas infantiles en parques públicos o jardines.

Sin prisas

Para que un viaje en familia a Marruecos salga bien es fundamental andar con tiempo: para aclimatarse al principio y para descansar al final. Si se intenta abarcarlo todo, como se haría yendo solo, los niños acabarán cansados e irritables. Las distancias son engañosas, entre otras cosas debido a las malas carreteras, y hay que idear planes alternativos si los niños enferman. Por otro lado, con ese paso más lento al que obligan los pequeños (p. ej., no saliendo las horas de más calor, entre las 12.00 y las 16.00) uno se acerca más al ritmo de vida, la gente y los paisajes de Marruecos.

Comer fuera

Los tajines llevan ingredientes familiares como patatas y zanahorias. Aunque se quiera animar a los niños a probar la comida marroquí, costará si no les gustan las patatas o el pan; en ese caso, es fácil conseguir comida occidental como pasta, pizzas y patatas fritas. En los restaurantes no siempre hay tronas, pero el personal suele ser muy amable.

Hay que elegir con cuidado los restaurantes, no tomar ensaladas y ceñirse a platos muy calientes como tajines, cuscús, tortillas y sopas como la harira (de lentejas). Los mercados ofrecen frutas y verduras deliciosas, pero siempre se deben lavar o pelar. Los dónuts fritos son un dulce local untuoso y apreciado.

Para evitar problemas estomacales hay que limitarse al agua embotellada o purificada. Es fácil conseguir leche (UHT, pasteurizada y en polvo), pero si se quiere algún alimento en concreto es preciso llevárselo.

Lo más destacado para niños

Con animales

Paseo por las montañas, Alto Atlas Viajar por carretera hasta un lugar de senderismo del Alto Atlas como Imlil y dar un paseo de un día por la montaña con guía y mula .

Paseo en camello, Esauira Salidas en camello o caballo por las playas de Esauira o en el Sáhara, con dunas accesibles en el valle del Draa y Merzuga.

Paseo en calesa, Marrakech Las calesas tiradas por caballos recorren las murallas de lugares como Marrakech, Mequínez y Tarudant.

En el agua

Deportes acuáticos, Esauira Deportes de agua y viento en Esauira o la playa de Agadir para los más pequeños.

Laguna de Ualidia Aguas seguras en una amplia playa de arena.

Parque Marítimo del Mediterráneo El creativo parque de Ceuta, con piscinas rodeadas de restaurantes y cafés.

Ynan Sbil, Fez Frondosos jardines con fuentes para refrescarse.

Entretenimiento y diversión

Marrakech Explore En el Jardin Majorelle y su colección de plantas del desierto en Yamaa el Fna los niños se divierten con juegos como “pescar la botella”.

Uarzazate El Atlas Film Corporation Studios exhibe escenarios y utilería de filmes famosos que se rodaron en la zona.

Fez Clases de cocina en el Café Clock para niños de casi todas las edades: desde elaborar mezclas de especias a amasar pan y llevarlo al horno comunal. El tajín de Kefta es una comida fácil de preparar y sin usar cuchillos. También hay un Café Clock en Marrakech popular entre las familias.

Antes de salir

En Marruecos se puede comprar casi todo lo que se necesite para niños. Antes de salir de viaje hay que pensar qué se puede llevar para las diversas zonas del país; en la montaña la ropa de lluvia es vital en caso de mal tiempo.

La guía Viajar con niños, de Lonely Planet, ofrece más información y consejos.

Alojamiento

Algunos hoteles están más pensados para familias que otros; antes de reservar uno hay que comprobar si se atenderá bien a los niños.

Como en las aerolíneas, en muchos hoteles los niños menores de 2 años no pagan. Los de entre 2 y 12 años que compartan habitación con los padres suelen pagar la mitad que los adultos. Para disponer de un baño razonable habrá que alojarse en hoteles de precio medio.

Transporte

El norte de Marruecos tiene una estupenda red ferroviaria y el tren quizá sea el modo más divertido de viajar; los niños pueden estirar las piernas y dibujar o jugar en las mesas abatibles. Hay descuentos para viajeros con niños.

En autobuses y grands taxis se va muy apretujado con niños pequeños: hay que llevarlos sentados en el regazo, pues no se consideran viajeros de pleno derecho. Autobuses y taxis compartidos tienen un mal historial de seguridad y muchas carreteras están llenas de baches.

Merece la pena pagar más y alquilar un vehículo, un taxi en Marrakech o un todoterreno en la montaña. El viajero puede llevar consigo un asiento para niños, pero muchos taxis no cuentan con cinturones para anclarlos. Las empresas de alquiler de coches no suelen disponer de ellos; los asientos por lo general salen más caros en Marruecos que en Europa.

Salud e higiene

Como los niños suelen tocarlo todo, un gel desinfectante es esencial. Es fácil hallar pañales desechables. Quien viaje con niños ha de saber cómo tratar dolencias leves y cuándo recurrir a un médico.

Hay que comprobar que estén al día de las vacunas y pensar en las posibles vacunas de viaje con mucha antelación, pues algunas no son aptas para los menores de 1 año.

Los niños siempre corren riesgo de tener problemas intestinales en los viajes; hay que extremar el cuidado de su dieta. Si vomitan o tienen diarrea, deben reponerse los líquidos y sales perdidos. Está bien llevar sales para rehidratación oral que se disuelven en agua potable; consúltese con el médico. Téngase presente que en los lugares de parada al viajar por carretera y en los hoteles más baratos es más habitual encontrar retretes de pie que inodoros de estilo occidental.

El calor de Marruecos implica riesgo de quemaduras de sol, golpes de calor y deshidratación, incluso en días nublados. Hay que llevar crema de alto factor de protección solar y evitar viajar por el interior en pleno verano, cuando las temperaturas superan los 40°C.

Hay que procurar que los niños no se acerquen a perros ni otros mamíferos por el riesgo de rabia y otras enfermedades, aunque esto será poco probable en los paseos en camello por el desierto o con los burros y las mulas que trabajan en sitios como la medina de Fez.

 

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