Lleno de obstáculos físicos, como altos puertos de montaña, que dificultan el poder desplazarse con facilidad, este es un país engañosamente grande. Este itinerario se centra en Transilvania, pero también incluye las regiones vecinas, incluida la capital, Bucarest.
Se invierten las dos primeras noches en Bucarest, donde se visita el Palacio del Parlamento y se disfruta de los museos y restaurantes de la capital. Al volante o en tren se va a Braşov para pasar un par de días, base también para visitar el castillo de Bran y el pueblo sajón de Viscri.
Se sigue al norte hasta Sighişoara y su histórica ciudadela. A la mañana siguiente, la llamativa Sibiu, antiguo baluarte sajón, aguarda al sur.
Otra vez al norte, Cluj-Napoca es una gran ciudad universitaria con numeroso y buenos cafés y discotecas.
Más al norte están Baia Mare y Sighetu Marmaţiei, ambas perfectas sedes para visitar la región de Maramureş. No hay que perderse el alegre cementerio de Săpânţa ni las bonitas iglesias de madera de Budeşti, Surdeşti y Ieud.