Santorini no se reduce a las puestas de sol, pero esta isla extraordinaria, moldeada por el fuego de erupciones prehistóricas, las ha hechos suyas. En las noches de verano las ciudades de Fira y Oia se abarrotan de visitantes maravillados por el vasto lienzo rojo sanguíneo en que se convierte la pared del acantilado cuando el sol declina. Se puede contemplar la puesta del sol sin gentíos casi desde cualquier punto del borde del acantilado; y si uno se la pierde, siempre se puede volver la cara al este con la primera luz del día y contemplar amaneceres igualmente impresionantes.
Puestas de sol en Santorini

Arpad Benedek_Getty Images