Se empieza en Jerusalén, en cuya ciudad vieja hay muchos aspirantes al título de “mejor hummus” y toda una escena culinaria en torno al mercado de abastos de Mahane Yehuda. El mejor knafeh (un hojaldre empalagoso, caliente y dulce de queso) está al norte, en la ciudad cisjordana de Nablús. Después se puede probar aceite de oliva virgen extra en Yenín y seguir hasta Nazaret, donde “fusión” es la palabra clave, con inspiración levantina y europea. El peregrinaje gastronómico continúa a orillas del mar de Galilea, con un almuerzo a base de pez San Pedro, y luego en los Altos del Golán, con un filete bien reposado y marinado, acompañado con tintos del lugar. Al oeste se llega a Jish, ideal para probar comida árabe al estilo de Galilea, o al asentamiento vegetariano de Amirim. El periplo termina en la costa mediterránea, con pescado y hummus en Acre (Akko), cocina árabe creativa en Haifa y cocina israelí moderna en Tel Aviv, donde chefs célebres pugnan por captar la atención de los comensales con los restaurantes tradicionales de hummus, falafel y sabih, la comida rápida local favorita.
Ruta gastronómica
