Lo más desconcertante de Utrecht es que todavía no se ha convertido en la escapada europea que todo el mundo desea hacer. Sí, hay turistas, pero pocas veces está abarrotado o impera el caos. A poca distancia en tren de Ámsterdam, tiene mucho que ofrecer: un centro medieval entrelazado con canales; casas con gablete de estilo Vermeer y gran cantidad de librerías, restaurantes y museos.
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✩ La mejor escapada cultural europea
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Esperar descubrimientos inesperados
Explorar Utrecht es agradablemente sencillo. Se empieza por los canales, que tienen dos niveles. Arriba, los ciclistas recorren las calles adoquinadas y los nítidos puentes de piedra mientras abajo, las aceras bordean el agua, flanqueados por muelles que forman una calle separada al nivel del canal. Estos muelles antes eran dársenas de carga y descarga de los mercaderes, pero ahora sus bodegas del s. xiii se reinventan como talleres que acogen a artistas y pequeños negocios creativos, así como casas de huéspedes minimalistas y bares de luz tenue.
La historia de la ciudad también está formada por capas. En su corazón está el Domtoren, el chapitel más alto de Países Bajos, del cual los lugareños hablan con justificable orgullo. En lo alto de los 465 escalones que llevan a la cima, las vistas, en un día claro, se extienden hasta Ámsterdam, a unos 42 km. También se puede ir bajo tierra y explorar el museo DOMonder, donde ejercer de arqueólogo amateur armado con una linterna para explorar 2000 años de historia de Utrecht.
No importa donde se termine, siempre hay inesperadas muestras de creatividad. En el Museum Speelklok, una excéntrica colección de instrumentos musicales es la protagonista. Cerca, en el Centraal Museum, se puede ver el mágico arte realista de Pyke Koch junto con la moda experimental de Viktor&Rolf. Mientras se pasea, hay que andar atento a Miffy, la famosa conejita de los cuentos de Dick Bruna, cuya icónica silueta aparece por doquier. Y también mirar abajo para descubrir "De Letters van Utrecht", un "poema para el futuro", grabado en las piedras del canal, una letra cada sábado; un proyecto que perdurará mucho tiempo después de que hayamos desaparecido.
Utrecht desde arriba, ©JaySi/Shutterstock
Adoptar la relajada (y alegre) energía
Fiel al estilo holandés, Utrecht es una ciudad con prioridad para ciclistas que tiene como objetivo duplicar a los usuarios de la bicicleta en el 2030. Es difícil no quedar impresionado por la eficiencia de todo ello. Se sube a una bicicleta y la ciudad se abre sin esfuerzo. A poca distancia del centro se llega a la profusión gótica del Kasteel de Haar, el castillo más grande de los Países Bajos; o la Rietveld-Schröderhuis, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco; esta radical obra maestra de 1925 del movimiento arquitectónico neerlandés De Stijl parece avanzada a su tiempo, incluso ahora.
Castillo De Haar, ©Tatiana Popova/Shutterstock
Utrecht no requiere grandes esfuerzos. Es llana y simplemente un lugar excelente y fácil de visitar. Quizá sea la forma en que están diseñadas las calles, más para las personas que para los coches, con carriles bici y líneas de tranvía que lo ponen todo al alcance. O quizá sea el ritmo. A pesar de ser una ciudad universitaria, parece deliciosamente tranquila. Aquí se observa cómo la vida se despliega suavemente por los canales, los residentes sentados con un café y un libro, como si tuvieran todo el tiempo del mundo. No es fácil librarse de esta ciudad, antes de partir, ya se estará planeando volver.
No te vayas sin…
Visitar Boekhandel Den Boer, una antigua librería revestida de madera donde los estantes parecen a punto de ceder bajo el peso de una ecléctica mezcla de títulos. La decoración de este edificio art nouveau no ha cambiado desde 1887, pero la selección de libros se actualiza constantemente.
