Más grande que cualquier estado de EE UU, excepto Alaska, y casi cuatro veces el tamaño del Reino Unido, la Columbia Británica es un gigante geográfico. Entrecruzada por montañas y surcada por profundos fiordos, es la región que dio al mundo el heliesquí, Greenpeace, los bares de Nanaimo y los Juegos Olímpicos de invierno del 2010. Siguiendo la tradición, la ciudad de Vancouver será coanfitriona de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA 2026.
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✩ El mejor lugar para abrazar la madre naturaleza
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Pasear por la naturaleza
Bosques llenos de musgo, montañas dentadas, ríos de aguas bravas y un ecosistema rico en fauna: la Columbia Británica es la clase de lugar que invita a salir de la habitación del hotel y aprovechar intensamente la naturaleza. Aquí hay mucho para acelerar el pulso. Coronada por el monte Fairweather de 4663 m, la segunda provincia más grande de Canadá es una pieza fundamental del patrimonio nacional donde la cultura local gira en torno al senderismo, el ciclismo, el esquí y el kayak. Moverse por la zona es la primera gran aventura: bienvenido a una tierra de osos pardos, glaciares llenos de fisuras, islas desiertas y reservas naturales apartadas de la red de carreteras.
Montañas del norte de Columbia Británica, ©enfermo/Shutterstock
Ahondar en el crisol de la región
Aparte de la naturaleza, hay otros elementos atractivos. El multiculturalismo es una parte cada vez más importante del tejido de Columbia. No solo la provincia es el hogar ancestral de 204 grupos indígenas, cuyo patrimonio es visible por todas partes, desde tótems a máscaras ceremoniales, sino que la ciudad más importante, Vancouver, se ha transformado en un complejo crisol de gastronomía y cultura internacional. En las ciudades de Richmond y Surrey, en el Lower Mainland, se puede degustar la comida asiática más creativa fuera de Asia, así como invenciones locales como los maki de salmón con pepino o la pizza de pollo a la mantequilla.
La diversidad también se extiende al paisaje. El árido interior en torno a la ciudad de Osoyoos encierra el único desierto auténtico de Canadá, mientras que, en el este, el gigantesco Campo de Hielo de Columbia cubre una superficie del tamaño del área metropolitana de Vancouver. Suspendida entre medias, la región lacustre de Okanagan es un centro neurálgico de cultivo de fruta y viticultura. La industria vinícola ha explosionado en los últimos años, y el número de bodegas de la región se ha triplicado entre el 2004 y el 2024. Los viñedos se extienden más allá del Okanagan, también: el valle de Cowichan, en la isla de Vancouver es un caso aparte de la costa oeste, donde se cultiva la uva junto con melocotones, manzanas e incluso té.
Vista de la pequeña ciudad de Osoyoos en el valle de Okanagan, ©Nalidsa/Shutterstock
Disfrutar del invierno
La Copa Mundial de Fútbol puede ser un buen motivo para visitar la región en el 2026, pero con Whistler al norte de Vancouver, la Columbia Británica hace tiempo que es un fantástico destino de esquí. La estación más grande de América del Norte es un atractivo pueblo de estilo alpino magníficamente situado en el extremo norte de la ruta panorámica Sea-to-Sky Corridor. Sus 200 pistas se distribuyen a lo largo de dos montañas y están unidas por uno de los telesillas en voladizo más largos del mundo. En febrero del 2025, Whistler (junto con Vancouver) albergó los Invictus Games de invierno, alimentando un pedigrí internacional iniciado con los Juegos Olímpicos de invierno del 2010.
Quien no soporte las masas de Whistler, tiene múltiples alternativas con más de 30 otras estaciones de esquí repartidas por la provincia. Es un lugar ideal para probar el heliesquí, un deporte concebido por vez primera en las montañas Bugaboo (una subcordillera de los Purcells) durante la década de 1960. Golden es la ciudad central y nodo de aventuras, donde recientes desarrollos –como un canyon swing de estilo puenting, un campo de tiro de lanzamiento de hacha y el puente suspendido más alto de Canadá– han hecho de Rocky Mountain un gran rival de Whistler.
Whistler Village, ©Pierre Leclerc/Shutterstock
Aprovechar el aire libre
Con solo 5,5 millones de habitantes, la Columbia Británica tiene muchos espacios abiertos por recorrer y explorar. Aquí hay siete parques nacionales, más que en cualquier otra provincia canadiense, con un octavo –el South Okanagan–Similkameen– actualmente en fase de planificación. Yoho y Glacier en las Rocosas canadienses son dos de los parques nacionales más antiguos del mundo, fundados en 1886, cuando el ecologismo todavía estaba en ciernes. Los parques subsiguientes fueron el del monte Revelstoke, un pionero temprano del salto de esquí; Gwaii Haanas, que protege los restos de un pueblo indígena haida; y Pacific Rim, un paraíso del surf famoso por sus tempestuosas e indómitas playas. El área protegida más nueva de la provincia es Howe Sound, un espectacular fiordo al norte de Vancouver, establecido como región de la Biosfera de la Unesco en el 2021. Se ha convertido en la última iniciativa ecológica en una provincia que genera más del 98% de su electricidad de fuentes renovables.
El río Yoho fluye a través de la pasarela en el bosque sobre la cascada Takakkaw Falls, ©Shawn.ccf/Shutterstock
No te vayas sin…
Hacer senderismo por las montañas North Shore. Cerca de los suburbios del norte de Vancouver, se extiende una mini Suiza de picos escarpados, crestas estrechas y lagos aptos para el baño, accesibles por una red bien señalizada de senderos. En un par de horas se puede ir de las salubres calles de North Van a un vasto y prístino paraje rural, solo con osos y águilas como compañía.
