A excepción del viaje por tierra, más que nada desde Botsuana o Sudáfrica, lo más práctico para llegar a Namibia, con diferencia, es el avión. Namibia no es precisamente un centro neurálgico del transporte de pasajeros, ni una escala obvia en las principales rutas internacionales, pero cuenta con un número de rutas cada vez mayor, incluidas las que enlazan de forma directa con Fráncfort y Ámsterdam. Desde muchos otros destinos es frecuente hacer escala en Sudáfrica.
Es bastante sencilla y no suele presentar mayores problemas: tanto al llegar como al salir, se ha de cumplimentar una tarjeta de inmigración. Si se llega por aire, las colas pueden ser largas, sobre todo cuando aterrizan dos aviones a la vez (conviene ir rellenando la tarjeta mientras se hace cola, para ahorrar tiempo), pero una vez se llega al mostrador todo suele ir rápido. Si se llega por tierra, a través de alguna de las fronteras con los países vecinos, el proceso suele ser igual de sencillo: se han de tener listos todos los papeles del vehículo y del seguro. Los nacionales de la mayoría de los países (incluidos EE UU y la UE) ni siquiera necesitan un visado.
Los padres que viajen con niños tienen la obligación de llevar los certificados de nacimiento de sus hijos, y puede que documentación.
Toda persona que visite Namibia debe estar en posesión de un pasaporte que tenga validez al menos seis meses después de la fecha prevista para la salida de Namibia. Mejor también si al pasaporte le quedan unas cuantas hojas aún vacías, para esos funcionarios de inmigración que gustan de poner mucho sello, y sobre todo si hay intención de cruzar a Zambia y Zimbabue para ver las cataratas Victoria. En teoría, el viajero también ha de llevar algún documento en el que conste la fecha de salida de Namibia; aunque en la práctica es raro que lo pidan.
La mayoría de las aerolíneas internacionales hacen escala en Johannesburgo o Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, donde lo normal es cambiar a un vuelo de South African Airways (061-273340; www.flysaa.com; Independence Ave) para la parte final del viaje hasta Windhoek. South African Airways tiene vuelos diarios que conectan Ciudad del Cabo y Johannesburgo con Windhoek. En Johannesburgo hacen escala también muchos otros vuelos para otras ciudades africanas.
Si se viaja desde América merece la pena mirar vuelos que hagan escala en Fráncfort; puede salir más barato que volar directo a Sudáfrica.
Para vuelos procedentes de los siguientes países vecinos, se ha de reservar con mucha antelación.
Botsuana Air Namibia tiene varios vuelos semanales entre Windhoek y Maun.
Zimbabue Air Namibia vuela a Victoria Falls varias veces a la semana.
Zambia Hay que hacer escala en Johannesburgo para vuelos a Lusaka o Livingstone.
La mayoría de los vuelos internacionales a Namibia aterrizan en el aeropuerto internacional Chief Hosea Kutako (WDH ; 061-2996602; www.airports.com.na), 42 km al este de la capital.
El aeropuerto de Eros (ERS; 061-2955500; www.airports.com.na), en Windhoek, atiende sobre todo vuelos chárter pequeños, si bien Air Namibia (061-2996333, 061-2996600; www.airnamibia.com.na; aeropuerto internacional Chief Hosea Kutako) tiene vuelos desde aquí a Katima Mulilo, Ondangwa y Walvis Bay.
Air Namibia (www.airnamibia.com.na) es la principal aerolínea doméstica, y tiene vuelos a otras partes del sur de África, así como vuelos de larga distancia a Fráncfort.
La Unión Aduanera de África Austral hace que sea bastante fácil conducir por toda la zona que engloba Namibia, Botsuana, Sudáfrica y Suazilandia. Para viajar más al norte se ha de obtener un carnet de passage, que sale bastante caro. Si se viaja con un vehículo de alquiler desde/a Namibia, en la frontera se ha de presentar una carta de autorización de la compañía de alquiler que indique que el vehículo puede cruzar la frontera.
Namibia tiene una red de carreteras bien desarrollada, con fácil acceso desde los países vecinos. Los principales pasos fronterizos están en:
Angola Oshikango, Ruacana y Rundu.
Botsuana Buitepos, Mahango y Ngoma.
Sudáfrica Noordoewer y Ariamsvlei.
Zambia Katima Mulilo.
Los pasos abren a diario; 24 h en el caso de los dos más importantes de Sudáfrica; para el resto, lo general es que estén abiertos al menos de 8.00 a 17.00, aunque muchos lo están hasta las 18.00. En pasos más pequeños, los puestos de inmigración cierran para almorzar entre 12.30 y 13.45. Siempre conviene llegar a los pasos lo más temprano posible, por si hubiera algún tipo de retraso. Más información sobre horas de apertura en www.namibweb.com/border.htm.
Angola Para entrar en Namibia por tierra se precisa de un visado angoleño que lo permita. Sí se puede entrar temporalmente sin visado, firmando el registro de inmigración, para visitar las cataratas de Ruacana, muy cerca de la frontera.
Botsuana El paso fronterizo más usado es el de Buitepos/Mamuno, entre Windhoek y Ghanzi, aunque también son populares, en la zona de Caprivi, el de Mohembo/Mahango y el de Ngoma (este a poca distancia en coche de Kasane, en Botsuana). El paso de la isla Impalina/Kasane es solo para personas que hayan reservado alojamiento en los lodges de lujo de la isla.
El paso de Mohembo/Mahango conecta el noreste de Namibia con Shakawe, Maun y el río Okavango. Quienes crucen aquí tendrán que atravesar la Mahango Game Reserve, en la zona de las cascadas de Popa. Si solo se va a cruzar la reserva, la entrada es gratis; si no, son 5 US$/ persona y día, más 5 US$/vehículo y día si se quiere recorrer la reserva en coche (se puede usar un vehículo de tracción a dos ruedas). Las motocicletas no están permitidas.
Hay un paso poco usado en Gcangwa-Tsumkwe, en una carretera solo apta para todoterrenos, cerca de las colinas de Tsodilo, en Botsuana.
Sudáfrica Los pasos fronterizos de Namibia con Sudáfrica son de los más concurridos del país, pero también de los más fluidos. Los de Noordoewer y Ariamsvlei están abiertos 24 h (aunque se desaconseja conducir de noche a ambos lados de la frontera). Y hay otro paso en la costa, entre Alexander Bay y Oranjemund (6.00 a 22.00), pero no está abierto a turistas ni a nadie que no cuente con un permiso de la compañía de diamantes Namdeb.
Zambia El paso fronterizo con Namibia se encuentra en Katima Mulilo, en la zona de la franja de Caprivi. En la parte namibia del paso todo va bastante fluido, mientras que en la de Zambia las formalidades pueden resultar en pequeñas demoras.
Los visados de entrada a Zambia cuestan 50 US$/persona para la mayoría de las nacionalidades; quienes lleguen en vehículo propio además habrán de pagar el impuesto de circulación zambiano (48 US$), un impuesto sobre el carbono (150 ZMK) y un seguro a terceros para el vehículo (487 ZMK), que tiene un mes de validez y que hay que abonar aunque ya se cuente con un seguro. Hay un banco junto al paso fronterizo. Mejor cambiar dinero en el banco que recurrir a los jóvenes que se suelen acercar a los vehículos con fajos de kwachas. Si se llega al paso fuera del horario de apertura del banco y no hay otra opción, el viajero debe saber o averiguar a cuánto está el cambio de moneda, contar el dinero con cuidado y no dejarse apresurar a la hora de hacer el intercambio, pues si es con prisas es muy probable que el cambio no le sea beneficioso.
Quienes se dirijan al Liuwa National Park y a otros puntos del extremo occidental de Zambia encontrarán a su disposición una excelente carretera asfaltada (tan nueva que cuando los autores de esta guía la usaron aún no estaba en el GPS de Tracks4Africa); discurre desde la frontera hasta Mongu y Kalabo, en la entrada al Liuwa National Park.
La carretera que va a Livingstone, por otra parte, está asfaltada pero no en muy buenas condiciones. Es transitable en todo caso por un tracción a dos ruedas.
Zimbabue No hay ningún paso fronterizo directo entre Namibia y Zimbabue. Para llegar a Zimbabue, se ha seguir la ruta de tránsito del Chobe National Park desde el puente de Ngoma hasta Kasane/Kazungula, cruzando el norte de Botsuana, y ya desde Kasane/Kazungula ir a Victoria Falls.
Solo hay un servicio interregional importante que conecte ciudades varias de Namibia con Botsuana y Sudáfrica. Intercape Mainliner (061-227847; www.intercape.co.za) conecta Windhoek con Johannesburgo y Ciudad del Cabo (Sudáfrica). También conecta con el noreste en ruta a Victoria Falls, y enlaza las poblaciones más importantes de Namibia. Cuenta también con una ruta de larga distancia, Windhoek- Livingstone.
Tok Tokkie Shuttle (061-300743; www.shuttlesnamibia.com) hace la ruta Windhoek- Gaborone (12 h); sale de Windhoek a las 18.00 los miércoles y viernes, y de Gaborone a las 13.00 los jueves y sábados. El billete de ida cuesta 500 NAD, y los autobuses tienen wifi y aire acondicionado.
Otra opción es hacer autostop desde Gobabis hasta la frontera, cruzarla a pie (teniendo en cuenta que el paso cerca de Gobabis es de 1 km) y luego hacer autostop de nuevo desde la frontera hasta Ghanzi, a menos que uno tenga la suerte de encontrarse con el microbús diario que enlaza Mamuno, en la frontera, y Ghanzi.
Cruzar la frontera con vehículo propio o de alquiler suele ser un trámite sencillo, siempre que se tenga toda la documentación necesaria: los papeles de matriculación del vehículo, si es propio, o, si es de alquiler, una carta de la compañía que indique que se tiene permiso para cruzar la frontera; y los papeles del seguro. Las compañías de alquiler de vehículos deben proporcionar también un documento en el que consten los números del motor y el chasis del vehículo alquilado, pues los pueden pedir.
Nótese que Namibia cobra una tasa especial de circulación por entrar al país con vehículos matriculados en el extranjero, la Cross-Border Charge (CBC). Para vehículos con menos de 25 pasajeros la tasa es de 140 NAD; es de 90 NAD para las motocicletas. Es muy importante guardar el comprobante de haber pagado la tasa, pues lo pueden pedir en controles de carretera, y multan si no se enseña.
Se puede llegar a Namibia por carretera asfaltada y en buen estado desde Ciudad del Cabo (1490 km), en el sur, cruzando la frontera en Noordoewer, y desde Johannesburgo (1970 km), en el este, cruzando la frontera en Nakop.
Alquilar un coche en Sudáfrica a veces sale más barato que hacerlo en Namibia, si bien hoy día la mayoría de las compañías de alquiler de coches en Namibia (sobre todo las especializadas en todoterrenos) son sucursales de compañías sudafricanas. Aunque el alquiler por día suela ser más económico en Sudáfrica, hay que tener en cuenta también el coste de conducir a/desde Sudáfrica y/o el coste de devolver el coche en Namibia.
El tracción a dos ruedas más barato acabará saliendo, en total, por unos 50 US$/día, y un todoterreno por 100 USD/día.
Namibia es un país con poca densidad de población, y las distancias entre localidades pueden ser enormes. Por otra parte, hay una excelente red de vías asfaltadas; y de carreteras de grava, e incluso de sal, en buen estado en el caso de ubicaciones más remotas. La red de transporte púbico, en parte por la citada baja densidad de población, es limitada. Los autobuses enlazan las poblaciones más importantes del país, pero no llegan a algunos de sus puntos de interés más destacados. La mejor forma de vivir y explorar Namibia es, con diferencia, desde la comodidad del vehículo de alquiler.
Air Namibia (www.airnamibia.com.na) cuenta con una buena oferta de vuelos domésticos desde el aeropuerto de Eros, en Windhoek. Tiene seis vuelos semanales a Rundu, Katima Mulilo y Ondangwa.
Hay vuelos internos también desde el aeropuerto internacional Hosea Kutako, en Windhoek; a Lüderitz y Oranjemund (3 semanales) y a Walvis Bay (1 diario), entre otros.
Una amplia red de vuelos nacionales opera desde el aeropuerto de Eros, de Windhoek.
Namibia es un país desértico, lo cual complica el uso de la bicicleta. Las distancias son largas, el clima y el terreno son calurosos y muy secos, el sol es intenso, e incluso en rutas importantes el agua escasea y las poblaciones quedan a mucha distancia unas de otras. Y por si todo esto fuera poco, cabe recordar que el uso de la bicicleta no está permitido en ninguno de los parques nacionales.
Dicho esto, muchos namibios se desplazan en bicicleta, y usarla por pequeñas ciudades o pueblos grandes es mucho más fácil que una excursión campo a través. Hay que tener cuidado con los caminos de tierra, pues es fácil que las espinas de los árboles ocasionen algún pinchazo. Por suerte, hay un buen número de pequeñas tiendas de reparación, repartidas por las varias localidades junto a los caminos y rutas más frecuentados.
La red no es muy extensa. Los únicos servicios de mayor nivel son los de Intercape Mainliner, que tiene rutas regulares desde Windhoek a Swakopmund, Walvis Bay, Grootfontein, Rundu, Katima Mulilo, Keetmanshoop y Oshikango. Las tarifas incluyen comidas.
También están las combis (microbuses) locales, que salen una vez se llenan y hacen las rutas más importantes por todo el país. Desde la gasolinera del Rhino Park, en Windhoek, salen muchos a múltiples destinos.
El transporte público es limitado. Los autobuses llegan a las grandes ciudades, pero no a los puntos de interés importantes. Hay microbuses locales que salen cuan-do están llenos y siguen las rutas principales del país.
La manera más fácil de desplazarse por Namibia es en vehículo propio. Una excelente red de carreteras asfaltadas recorre el país; desde Noordoewer, en la frontera con Sudáfrica, hasta el puente de Ngoma, en la frontera con Botsuana, y hasta Ruacana al noroeste. Ramales asfaltados unen también los principales ejes norte-sur con Buitepos, Lüderitz, Swakopmund y Walvis Bay. Fuera de estas rutas, la mayoría de las poblaciones y lugares de interés tienen acceso por buenas carreteras de grava. La mayor parte de las carreteras numeradas con una C delante están en buen estado y son transitables por todo tipo de vehículos; las D, aunque algo más irregulares, suelen ser transitables por turismos, aunque no siempre; en el Kaokoveld, por ejemplo, la mayor parte de las carreteras D solo se pueden recorrer en todoterreno.
Las principales compañías de alquiler de coches tienen presencia en el aeropuerto internacional Hosea Kutako.
Desplazarse en motocicleta es también una opción popular en Namibia; hay muchas y emocionantes rutas por todo tipo de terreno. Por desgracia, alquilar una puede ser tarea difícil; las compañías de alquiler más grandes suelen contar con un par de motos en su flota. Nótese que no están permitidas en los parques nacionales, con la excepción de las rutas principales que atraviesan el Namib-Naukluft Park.
La Automobile Association of Namibia (AAN; 061-224201; www.aa-namibia.com) es parte de la asociación internacional AA. Ofrece información sobre carreteras y dispone de mapas para quienes lleven el carné de socio de su país de origen.
Los extranjeros pueden usar el permiso de conducir de su país en Namibia durante 90 días máximo; y casi todas (si no todas) las compañías de alquiler de vehículos aceptan los permisos de otros países. Si el permiso del viajero no está expedido en inglés, saldrá a cuenta conseguir el Permiso Internacional de Conducir (PIC) antes de llegar a Namibia.
La red de gasolineras de Namibia es buena; en casi todos los pueblos pequeños hay una. Suele haber diésel, sin plomo y súper (con plomo), con precios variables dependiendo de si está en una ubicación más o menos remota. Aunque alguna hay que abre 24 h, la mayoría lo hace de 7.00 a 19.00.
Las estaciones nunca son de autoservicio; siempre hay alguien que atiende. Está bien darle una pequeña propina, un par de dólares namibios, sobre todo si ha limpiado el parabrisas.
Como norma general, por seguridad, nunca se ha de pasar por una gasolinera y no llenar el depósito; y si se va a conducir por regiones más remotas, conviene llevar un extra de 100 l en un depósito auxiliar o en bidones. En Namibia las gasolineras a veces se quedan sin combustible, por lo que no siempre se puede repostar. En zonas menos pobladas, quizá solo sea posible pagar en efectivo.
Se pueden encontrar piezas de recambio en la mayoría de las poblaciones importantes, pero no en otros sitios. Para recorridos o rutas en todoterreno, se aconseja llevar: dos ruedas de recambio, cables de arranque, una correa de ventilador, cable y cuerda de remolque, unos litros de aceite, una llave para las tuercas de las ruedas y un kit de herramientas completo. Un buen rollo de cinta americana también puede sacar de muchos apuros.
En caso de alquilar un coche, hay que asegurarse de tener un gato (y de saber usarlo) y una rueda de recambio. Como precaución extra, mejor comprobar que el neumático de recambio está en perfecto estado (sobre todo la presión), pues nadie quiere quedarse tirado en medio del desierto con solo tres ruedas buenas.
Siempre que se alquile un vehículo, hay que mirar bien la documentación y examinarlo antes de aceptarlo. Las compañías de alquiler de Namibia suelen imponer seguros con franquicias elevadas, debido a los riesgos asociados a la conducción por carreteras de grava. Es esencial que el viajero compruebe el estado en que se encuentra el coche y jamás aceptarlo si hay cualquier cosa que no le convenza. Hay que calcular un margen razonable de tiempo a la hora de devolver un coche de alquiler, para que lo puedan inspeccionar adecuadamente y ver si todo está en orden. Hecho esto, el viajero debería recibir por parte de la compañía una factura final antes de abandonar la sucursal.
Sin importar en qué compañía se alquile, hay que asegurarse de entender qué entra en el precio (kilometraje ilimitado, impuestos, seguro, exención de responsabilidad por daños por colisión, etc.) y de todo lo que se hace responsable el conductor. La mayoría de las pólizas no cubren desperfectos en parabrisas y neumáticos.
El seguro a terceros es obligatorio en Namibia. Además, conviene contratar también una exención de responsabilidad por daños en caso de colisión, que cuesta unos 25 USD extra por día para un turismo, y 50 USD/día en el caso de todoterrenos. La exención por robo es otro extra que puede merecer la pena. En ambos tipos de seguros, la franquicia son unos 1500 USD para un turismo y 3000 USD para un todoterreno. A quienes vayan a estar poco tiempo, les puede convenir contratar un seguro a todo riesgo que cubra absolutamente todo, aunque sale caro de entrada.
Namibia tiene una de las mayores tasas de accidentes del mundo; hay que conducir siempre dentro de los límites de velocidad, tener en cuenta las condiciones de la vía y estar atento a los conductores que circulen a gran velocidad. Es mejor no conducir de noche; la combinación de exceso de velocidad y faros defectuosos puede complicar las cosas. Los animales que cruzan las vías, tanto domésticos como salvajes, son otro de los peligros, incluso en las carreteras principales, y más de noche.
Aparte de su buena red de carreteras asfaltadas, Namibia tiene de todo: carreteras de grava rápidas, vías secundarias en mal estado, pistas que atraviesan zonas de granja y de sabana, rutas de arena y de sal, o vías solo aptas para todoterrenos. Conducir requiere de un cuidado especial, que el vehículo esté preparado y sea el adecuado, y un poco de práctica.
Por Swakopmund y Lüderitz hay que prestar atención a la arena. Es resbaladiza y si se conduce demasiado rápido puede hacer que el coche vuelque. Otro peligro es la niebla en las carreteras de la Costa de los Esqueletos a primera hora de la mañana; se han de respetar los límites de velocidad.
Hay que tener al menos 21 años para conducir en Namibia. Como en la mayoría de los países del sur de África, se circula por la izquierda. En carreteras asfaltadas, fuera de poblaciones, el límite de velocidad es 120 km/h; en carreteras de grava, 80 km/h; y entre 40 y 60 km/h en las reservas y los parques nacionales. Cuando se atraviesen poblaciones, mejor presuponer un límite de 60 km/h, incluso si no hubiera señales.
La policía de tráfico hace uso de radares y multa a la mínima; oficialmente, cada 10 km en que se exceda el límite de velocidad se multa con unos 70 NAD, pero a menudo las cantidades son mucho mayores; parece variar a discreción del policía. No está permitido ir sentado en el techo de un vehículo en movimiento y es obligado ponerse el cinturón (si el vehículo los tiene) en los asientos delanteros, no en los traseros. Conducir bajo los efectos del alcohol también está prohibido, y si se tiene un accidente estando bebido la póliza del seguro no tendrá validez. El límite de alcohol en sangre es de 0,05. Conducir sin permiso es también un delito grave.
Si se tiene un accidente en el que haya heridos, se debe informar a las autoridades en un plazo máximo de 48 h. Si los vehículos solo han sufrido daños menores, nadie ha resultado herido y todas las partes implicadas están de acuerdo, se pueden intercambiar datos y solucionarlo a través del seguro.
En teoría, los dueños de ganado son responsables de que sus animales no se acerquen a las carreteras, pero en la práctica pacen a sus anchas. Si se choca con un animal doméstico, a la angustia (y los posibles daños al coche) habrá que sumarle el esfuerzo de buscar al dueño y el papeleo para presentar una reclamación.
Aunque hacer autostop es posible (y de hecho bastante común entre los namibios), es ilegal en los parques nacionales, y hay que tener en cuenta que incluso en las autovías más importantes hay en general poco tráfico. Lo bueno, por otra parte, es que no es inusual que lo lleven a uno hasta 1000 km en el mismo coche. Los camioneros por norma general esperan que se les pague; habrá que acordar un precio de antemano; lo más común es 15 NAD por cada 100 km.
Gente que busca si alguien le lleva y gente dispuesta a llevar se anuncia a diario en Cardboard Box Backpackers y en Chameleon Backpackers Lodge, en Windhoek. En las oficinas de Namibia Wildlife Resorts, también en Windhoek, hay un tablón con anuncios similares, también de gente que busca compartir coche de alquiler.
Hacer autostop nunca es del todo seguro en ningún país. Hay que entender que siempre hay un elemento de riesgo. Conviene no hacerlo solo, y a ser posible, informar a alguien de los planes.
El transporte público en Namibia está pensado para las necesidades de los residentes y se limita a las rutas más importantes entre poblaciones de cierta entidad. Aunque económico y fiable, no es de excesiva utilidad para el viajero, pues muchos de los puntos de interés que este querrá visitar quedan lejos de dichas rutas.
Trans-Namib Railways (061-298 2032; www.transnamib.com.na) enlaza algunas poblaciones importantes, pero los trenes son increíblemente lentos. Además, se usa un mismo tren para pasajeros y mercancías, y suelen parar en todas las estaciones; por todo esto, no es una opción popular, y rara vez se llenan.
Windhoek es el nudo ferroviario del país; de aquí salen trenes en dirección a Keetmanshoop (sur), Swakopmund (oeste) y Gobabis (este). Los trenes cuentan con asientos de 1ª clase y de clase turista; no hay literas, a pesar de que la mayoría de los viajes se hacen de noche. Se reserva en las taquillas de las estaciones o a través de la oficina de reservas de la estación de Windhoek; los billetes se han de recoger antes de las 16.00 el día de la salida.
Namibia tiene dos trenes turísticos; se trata de servicios privados de cierta categoría que buscan recrear los años gloriosos del ferrocarril de antaño. El popular ‘Desert Express’ (061-298 2600; www.transnamib.com.na/index.php/services/passenger-service) ofrece un trayecto nocturno, bastante lujoso, entre Windhoek y Swakopmund (i/d desde 6500/10 500 NAD), todas las semanas en ambas direcciones. Los compartimentos tienen baño, cama y muebles de calidad, calefacción/aire acondicionado y ventanas grandes. También ofrece un paquete especial de siete días que combina Swakopmund y el Etosha National Park, y que incluye salidas para ver fauna, pícnics en la sabana, y muchas y gloriosas horas tren.
El ‘Shongololo Dune Express’ (en Sudáfrica 27-861-777 014; www.shongololo.com) viaja entre Pretoria y Swakopmund, pasando por el cañón del río Fish, Lüderitz, Kolmanskop, Keetmanshoop, Windhoek y Etosha; son 12 días de viaje por algunos de los puntos más importantes de Namibia. Los precios, con todo incluido, oscilan entre 59 800 y 75 000 ZAR/ persona, dependiendo del tipo de compartimento. Sin importar la categoría en que se viaje, el Shongololo es como un hotel de cinco estrellas sobre ruedas. Los pasajeros pueden esperar cenar a placer, ropa de cama y mantelería de calidad, duchas calientes, amplias zonas para relajarse y una fuerte sensación de nostalgia ferroviaria.