Aunque posee algunas de las mejores atracciones naturales y culturales del país, el este de Rumanía es su región menos visitada. En plan naturaleza no hay que buscar más allá del tranquilo delta del Danubio, un extenso humedal protegido lleno de aves. Al noroeste del mismo aguardan las maravillas culturales: los monasterios pintados de Bucovina.
La ruta empieza en Tulcea, puerta de entrada al delta. Se pernocta en la ciudad y se visitar el delta en excursiones en barco de un día. Si se dispone de más tiempo, se pasa de Tulcea y se toma un ferri hasta la más pintoresca Sfântu Gheorghe, en lo más profundo del delta.
Tras ver aves y dar paseos en barco, se vuelve a Tulcea y se conduce o se toma un autobús al norte hasta Iaşi, la ciudad más grande y centro cultural de Moldavia, a la que se dedica un día, además de usarla como base para explorar los monasterios de Agapia, Văratec y Neamţ.
A un corto trayecto está la capital regional de Suceava, con buenos hoteles y varias empresas que ofrecen circuitos a los cercanos monasterios pintados (imprescindibles los de Arbore, Voroneţ y Suceviţa).