Se empieza contemplando El grito de Edvard Munch en la Nasjonalgalleriet para enfilar después por Nedre Slottsgate, atravesando la cuadrícula de calles del s. XVII de Kvadraturen, hasta Akershus Festning, donde se puede pasear gratis contemplando las vistas.
Se va a Pipervika para una comida de pescado y marisco noruego a orillas del mar. Luego se puede tomar el ferri hasta la península de Bygdøy para pasar la tarde con los tres barcos del s. IX del Vikingskipshuset.
Mejor reservar o llegar temprano para conseguir mesa en Sentralen Restaurant, donde saborear algunos de los platos de la nueva cocina nórdica más asequibles de la ciudad y unos vinos excelentes. La velada se remata con un periplo por los bares de Yongstorget y alrededores, tomando cócteles en Himkok (sin letrero en la puerta) para empatar después con Mono, un paraíso de la música indie, o el bar Angst.