Se puede empezar con un paseo por los muelles del Garona para impregnarse de la belleza de la ciudad en conjunto. Después se recomienda visitar el Espejo de Agua frente a la espectacular Place de la Bourse, y callejear luego por el barrio de Saint-Pierre, para disfrutar de las calles del casco antiguo, las bonitas tiendas, los cafés y restaurantes.
Se puede terminar esta toma de contacto admirando la fachada del Grand Théâtre y el monumento a los girondinos en la explanada de los Quinconces. Para terminar, una copita de vino en el Bar à Vin antes de hacer cola en el Entrecôte, ritual fijo de muchos bordeleses.