Arquitectura perfectamente conservada e impresionantes montañas como trasfondo.
Hay que pasar dos noches en el tinerfeño Puerto de la Cruz, para disfrutar de sus tiendas, bares y playas. El tercer día se visitará La Orotava y sus mansiones del s. XVII, para llegarse hasta el barrio histórico de La Laguna, donde pasar la noche. La siguiente jornada, conviene deshacer el camino hacia Garachico y sus sencillas casas de pescadores. El quinto día se dedicará al Teide. El sexto, hay que acercarse a Los Cristianos para subirse al ferri diario a La Palma.
Con un par de noches en Santa Cruz, da tiempo a recorrer el casco antiguo, relajarse en la playa y visitar el santuario de la Virgen de las Nieves. Se sigue hacia el norte para recorrer las empinadas calles adoquinadas de San Andrés. Al octavo día, se explora el bosque tropical de Los Tiles antes de refrescarse en las piscinas de agua salada de Charco Azul. El noveno día, se puede hacer una excursión por el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, seguir hacia el sur hasta el animado Puerto Naos y terminar en el museo artesanal de Villa de Mazo.