Este itinerario recorre una preciosa isla con maravillosas bahías de arena, el mayor centro de deportes acuáticos del país y fascinantes aldeas flotantes. Si lo que se busca son puestas de sol tropicales y playas de arena es mejor no viajar durante la época de lluvias (mayo-octubre). Hay transporte público frecuente a prácticamente todos los sitios de interés.
Tras un par de días disfrutando de las delicias urbanas y la energía de Ciudad Ho Chi Minh hay que poner rumbo al delta del Mekong, parando en Ben Tre para explorar en bicicleta las calles junto a los canales y tomar un barco para ver las islas. Luego hay que embarcar en un carguero para la lenta travesía hasta Tra Vinh y visitar sus preciosas pagodas. A continuación, un corto viaje conduce a Can Tho, donde merece la pena quedarse un par de días para visitar sus animados mercados flotantes, el museo de la ciudad y un par de templos. Luego se sigue hacia la isla de Phu Quoc para pasar tres días en las mejores calas de Vietnam y comer pescado fresco por la noche.
Desde Phu Quoc hay que volar (o ir en autobús) de vuelta a Ciudad Ho Chi Minh y, una vez allí, poner rumbo al sur de las montañas centrales, pasando la noche en el Parque Nacional de Cat Tien, donde viven gibones, cocodrilos y montones de aves. Lo siguiente es la romántica ciudad de Dalat, donde se podrán visitar sus peculiares sitios de interés y practicar deportes de aventura como barranquismo, ciclismo de montaña o kayak.
El viaje por carretera de Dalat a Mui Ne es fantástico: atraviesa altas cumbres y desciende por valles y pinares; lo mejor es hacerlo en motocicleta. Después se podrá descansar en Mui Ne dos o tres días, un lugar idílico, con altas dunas y ambiente relajado, o apuntarse a un curso de kitesurf o vela.
Para rematar, nada mejor que una noche en Ciudad Ho Chi Minh, con cena en Quan Bui y copas en algún local con solera, como Heritage Republic.