En esta región nutrida de café arábigo la cafeína bombea los corazones a la par que la sangre. Se puede empezar con un par de días en los parques naturales alrededor de Manizales: Los Yarumos, el Recinto del Pensamiento y la Reserva Ecológica Río Blanco, muy popular para la observación de aves; y visitar la Hacienda Venecia, a las afueras de Manizales, para obtener una visión de todo lo relacionado con el café. Luego hay que volver a Manizales para organizar una ruta entre picos volcánicos cubiertos de nieve en el Parque Nacional Natural (PNN) Los Nevados. Vale la pena pasar una noche en el páramo, junto a la mística laguna de Otún, antes de bajar de las montañas hasta los Termales de Santa Rosa. Luego, se pasa por Pereira y se disfruta de cuatro días en Salento, una población loca por el café llena de arquitectura de bahareque (cañas y barro). Hay que tomar un todoterreno para subir hasta el valle de Cocora, una de las excursiones de medio día más bonitas de Colombia. Por último, se va por autopista hasta Filandia para pasar allí un par de días y se remata el circuito con las mejores vistas de la región cafetera desde su mirador.
Zona Cafetera
