10 lugares a los que nunca has pensado viajar
Incluso los grandes viajeros, cuando piensan dónde ir, suelen terminar siempre en los mismos países. Pero al mirar el mapa se descubren muchos más: concretamente 221, entre ellos lugares que nunca se encuentran en los folletos turísticos. La guía El mundo, de Lonely Planet y geoPlaneta, se atreve a recoger todas las alternativas. En sus casi 1000 páginas se han condensado 40 años de conocimiento viajero.
Algunas ideas para viajar a lugares donde es imposible encontrarse con un conocido: desde la desconocida Bielorrusia hasta la remota Pitcairn, y desde la desértica Yibuti a la tropical Guayana Francesa. Estos son diez de esos países que tal vez nunca te hayas planteado conocer.
1. Bielorrusia, un viaje al pasado
Este país de la antigua Unión Soviética brinda la oportunidad de conocer una Europa con publicidad mínima, sin basura ni pintadas. Bielorrusia está en el límite de la Europa del Este y parece decidida a evitar a toda costa la integración con el resto del continente. La “última dictadura europea” es un país que se quedó anclado en 1974 y que conserva una arquitectura de estilo estalinista, medios de comunicación estatales y una economía centralizada que se refleja en que todos los supermercados venden los mismos productos.
Aparte del monumentalismo de Minsk, la capital, Bielorrusia ofrece un agradable paisaje de trigales, densos bosques y pueblos pintorescos, dos parques nacionales y el mamífero más grande de Europa, el zoobr (bisonte europeo).
Tres puntos clave de Bielorrusia:
- Brest, una próspera y cosmopolita ciudad fronteriza, con mucho encanto y más europea que el resto del país.
- Minsk, la capital, de estilo estalinista, con elegantes cafés y restaurantes y galerías de arte.
- Parque Nacional Belavezhskaya Pushcha, Patrimonio Mundial y la reserva natural más antigua de Europa.
2. Chad, destino para viajeros iniciados
Chad no es país para principiantes… Viajar aquí es duro y hay que estar dispuesto prescindir de cualquier atisbo de confort: muchas carreteras están inservibles debido a años de conflicto y falta de mantenimiento, hay pocos hoteles cómodos, mucha burocracia y exigencias de cadeaux (regalos) para negociar. Por si fuera poco, el verano es abrasador, el precio del viaje astronómico y la seguridad impredecible.
Entonces, ¿por qué ir a Chad? Quizá por los sublimes oasis perdidos en los desiertos del norte, las estampidas de animales salvajes en los parques nacionales o el intenso azul que emana del lago Chad. En pocos países se encontrarán espacios naturales tan solitarios y originales. Chad permite romper con la comodidad de Occidente y asegura experiencias, buenas y malas, que se recordarán siempre.
Tres cosas que no hay que perderse en Chad:
- Parque Nacional de Zakouma, para seguir la pista de manadas de elefantes y contemplar hermosas aves.
- Gaoui, un pueblo fascinante a solo unos minutos de Yamena, con llamativas casas de barro pintadas.
- Sarh, la cara más verde y agradable del arenoso Chad, capital algodonera del país, una agradable y somnolienta población a la sombra de inmensos árboles.
3. Comoras y Mayotte, escondite de Robinsones en el Índico
Diseminadas por el océano Índico, las encantadoras islas Comoras son el lugar a donde se viaja para desaparecer un tiempo de la faz de la tierra. Comoras es un sitio tan remoto que cuesta pensar en un escondite mejor.
Dueños de una rica cultura suajili y decididamente musulmanes, sus habitantes descienden de una estirpe de comerciantes árabes, sultanes persas, esclavos africanos y piratas portugueses. En esta última década han acordado dejar de lado una extensa historia des diferencias y emprender el camino conjunto bajo la bandera de Unión de las Comoras. La cuarta isla, Mayotte, es completamente diferente: es un territorio francés de ultramar, y, por tanto, se rige por la ley de ese país.
Comoras no es un destino de vacaciones apto para todos los públicos: todo marcha a un ritmo lento y las instalaciones turísticas no son precisamente de lujo. Ahora bien, si por vacaciones perfectas se entiende pasarse el día sin hacer nada, tomando té y charlando con los lugareños, puede ser el destino perfecto.
Tres experiencias más que recomendables en Comoras y Mayotte:
- Recorrer las estrechas calles de Moroni, un lugar intemporal que evoca Las mil y una noches; al atardecer, su puerto es una de las estampas más bellas del Índico.
- Mohéli, la más pequeña, agreste e interesante de las islas Comoras, con fabulosas playas y aguas turquesa.
- Anjouan, la “Perla de las Comoras“, sin duda la isla más pintoresca del archipiélago, perfecta para sentirnos como el mismísimo Robinson Crusoe.
4. Islas Marianas del Norte: unidos por la ñ
Están muy lejos, pero hasta hace poco más de un siglo fueron españolas. Poco queda de nuestra presencia de siglos en este archipiélago del Pacífico, que cambia muy rápidamente y que ha vivido durante mucho tiempo del turismo japonés y norteamericano.
Fuera de la isla principal se encuentra una versión menos abarrotada del paraíso, donde las aguas turquesa y las playas blancas se animan gracias al renacimiento de la cultura chamorra (en cuya lengua se reconocen palabras españolas). Su idioma es el único junto con el español que incluye la letra ñ.
Las Marianas del Norte pueden parecer la pesadilla de un viaje organizado; pero, con un poco de curiosidad, hay recompensas: aguas turquesa, arenas blancas y buenas condiciones para el buceo.
Tres joyas a visitar en las Islas Marianas del Norte:
- Rota es una isla montañosa, con pequeñas granjas, manantiales, ciervos suficientes para toda una temporada de caza y puestas de sol que encienden los cielos con un naranja intenso.
- Gruta es una enorme caverna submarina con una charca de agua de mar azul cobalto, famosa entre los buceadores de la zona.
- Tinian, un apacible pueblito 5 km al sur de Saipán, con los restos más antiguos de la cultura chamorra, recoletas playas de arena, vistas panorámicas y algunos edificios preciosos.
5. Gabón, el último paraíso del ecoturismo
Gabón es el último Edén africano: un reino de riquezas naturales casi intactas y con abundantes parques; quizá sea el próximo paraíso del ecoturismo.
A diferencia de muchos países de África ecuatorial, Gabón disfruta de paz y estabilidad, y su extraordinaria fauna lo convierte en el sitio ideal para ir de safaris lejos de las multitudes. Con su bosque pluvial casi inacabable, Gabón es el destino turístico más en auge y más cómodo para el viajero de África central.
A pesar de todo, el turista tiene que buscarse la vida: o se pone en manos de una agencia de viajes o lidia por su cuenta con malas carreteras, transporte infrecuente y una carencia casi total de infraestructuras. Fuera de la cosmopolita Libreville, Gabón es un país aún por descubrir donde conviene llegar con mucho dinero o mucha paciencia.
Hay experiencias inolvidables en Gabón:
- Explorar Lambaréné con sus lagos esmaltados, ríos impetuosos, y una densa selva.
- Recorrer el Parque Nacional Mayumba, que parece el fin del mundo, donde viven las ballenas y las tímidas tortugas marinas.
- Langoué Bai, en el denso y tropical Parque Nacional Ivindo, brinda la oportunidad de ver a los animales del bosque en su propio entorno (elefantes, gorilas, etc.) y el Parque Nacional Loango con la mayor concentración y variedad de ballenas y delfines, elefantes que vagan por las playas y mamíferos terrestres retozando en la sabana.
6. Guayana Francesa
Este pequeño pedazo de Francia en Sudamérica es un enigmático reducto colonial con sabor galo en el clima caribeño. Además de una pulcra arquitectura colonial, la Guayana francesa ofrece una inquietante historia de colonias penitenciarias y una enorme diversidad de fauna y flora. Es una extraña mezcla de legislación francesa y húmeda selva tropical, donde solo algunos destinos de la costa son de fácil acceso; por eso viajar puede ser frustrante y difícil, además de caro.
Como departamento francés de ultramar, es uno de los rincones más ricos de Sudamérica y en Cayena, la capital, se cruzan el Caribe, Sudamérica y Europa, en su arquitectura y excelente comida, desde cruasanes y platos criollos a pho vietnamita.
Es casi imprescindible en Guayana Francesa:
- Visitar las Islas de la Salvación (arena, palmeras y una espeluznante colonia penitenciaria en desuso de la que huyó supuestamente Papillon).
- En el Centro Espacial Guayanés de Kourou se puede ver una de las lanzaderas de satélites más activas del planeta.
- En Cacao se encuentra un trozo de Laos situado en las colinas, con plantaciones y sólidas casas de madera sobre pilotes.
7. Yibuti, solo para aventureros
Pocos países ofrecen paisajes tan extraños como este con lagos de sal, volcanes apagados, llanuras hundidas, chimeneas calizas, mesetas de basalto y majestuosos cañones. Todo se debe a su ubicación, en el cruce de tres placas tectónicas divergentes, al filo del mar Rojo.
Para la aventura es un escenario perfecto: después de sorprenderse ante la extraña belleza del interior, se puede hacer submarinismo y kitesurf en el mar Rojo, o bucear con imponentes tiburones ballena en el golfo de Tadjoura.
Descubrir los tesoros submarinos de Yibuti
Salvo la capital, en Yibuti prácticamente no hay edificaciones. Predomina el ecoturismo, y en el interior hay buenos alojamientos sostenibles que muestran la original forma de vida rural. Viajar aquí por cuenta propia no es barato, pero pese al alto coste, el viajero dejará este rincón de África con nuevas experiencias y magníficos recuerdos.
Lo mejor de Yibuti es:
- En la capital se viven aires de cambio, con una extraña combinación de culturas y contrastes sociales: miembros de la tribu afar con su atuendo tradicional, fornidos soldados estadounidenses, sensuales damas somalíes y hombres de negocios que se mezclan en el gentío.
- Las aguas del mar Rojo son ideales para practicar buceo y submarinismo, sobre todo frente a las islas de Maskali y Moucha, en el golfo de Tadjoura.
- En la Bahía de Ghoubbet, en el extremo occidental del golfo de Tadjoura, de noviembre a enero el viajero podrá acercarse a los tiburones ballena.
8. Timor Oriental, el próximo destino de moda
Con montañas para escalar y arrecifes intactos donde bucear, el país más joven de Asia, Timor Oriental, puede convertirse en breve en un nuevo destino turístico a considerar. Es un país con una población joven y una presencia internacional variada. Su capital, Dili, brilla con luz propia, pero vale la pena salir de ella para vivir otras experiencias culturales.
Aquí puede uno alojarse en una señorial pousada o en un tranquilo ecolodge isleño; pasar la noche bailando, viajar por carretera junto a manadas de búfalos y subir después por bosques salpicados de cafetos, y también observar ballenas desde la carretera de la costa norte, bordeando los acantilados. Las playas de arena blanca bañadas por el océano aguamarina son perfectas para los nadadores, y las empresas de buceo de Dili se han dedicado en la última década a descubrir zonas de inmersión.
Tres puntos imprescindibles de Timor Oriental:
- Descubrir rincones como el remoto enclave de Oecussi, una cenicienta dormida: no es fácil llegar pero la recompensa son largas playas y arrecifes.
- Apreciar los vistosos tais (tejidos tradicionales) del país.
- Sumergirse en pozas de barro caliente borboteando en la región más meridional de este distrito hermoso y apartado que se mueve a ritmo lento y relajante.
9. Pitcairn, los herederos del 'Bounty'
Por ser el territorio más pequeño del mundo y uno de los destinos más remotos de la Tierra, la isla Pitcairn resulta tan claustrofóbica como atractiva. Lo que casi nunca se dice de ella, entre la tristemente célebre historia del Bounty y los juicios del 2004 por agresiones sexuales, es que es un lugar de increíble belleza natural. Los paisajes del país más pequeño y menos poblado del mundo varían desde yermos acantilados hasta exuberantes laderas tropicales.
Pero lo que da fama al lugar son sus aproximadamente 65 residentes, descendientes de los amotinados del Bounty. Si se encuentra el modo de llegar, se camina un poco y se conoce a los isleños, se entenderá enseguida por qué estos anglopolinesios se sienten orgullosos de vivir en Pitcairn y de conservar su legado.
Tres lugares a destacar de Pitcairn:
- La cueva de Christian, en lo alto de un precipicio que contempla Adamstown y que hace pensar lo que se le pasó por la cabeza a Fletcher cuando se sentó allí hace más de doscientos años.
- La deshabitada Isla Henderson, 170 km al noreste de Pitcairn, poblada por cuatro especies endémicas de aves terrestres.
- St Paul’s Pool, una impresionante formación rocosa semejante a una catedral que rodea una charca con agua de mar; perfecta para darse un chapuzón.
10. San Cristóbal y Nieves
Esta nación de dos islas combina playas con hermosas montañas. Al conducir por el extremo norte de San Cristóbal, se pasan kilómetros y kilómetros de caña de azúcar silvestre, el cultivo que fuera sustento de la nación que ya no existe y las enormes plantaciones han sido abandonadas. Mientras tanto, en las playas de la isla surge una economía nueva basada en el turismo; incluso el tren que antes servía para transportar caña acarrea hoy turistas. Pero el cambio no impide conservar las cualidades esenciales: una actitud vital despreocupada dada a las celebraciones ruidosas y un desprecio total por el estrés.
La pareja de islas ofrece muchos parecidos, pero en los detalles sí difieren. San Cristóbal es la más grande y así lo siente, pero Nieves es un conjunto más atractivo: una montaña volcánica con un puñado de hermosas playas y una capital minúscula, Charlestown.
Los puntos de interés más llamativos de San Cristóbal y Nieves son:
- La joya histórica de San Cristóbal es la fortaleza de Brimstone Hill, Patrimonio Mundial. Fue construida por los británicos con mano de obra esclava.
- Basseterre fue la primera ciudad francesa del Caribe y sigue siendo una mezcla de comercio, historia y cultura. Hay que tomarse tiempo para reconocer los edificios coloniales.
- Frigate Bay, 4,8 km al sur de Basseterre, es la zona más turística, con buenos restaurantes animados bares en South Frigate Bay –conocido como “The Strip” (La Franja)–, que son el epicentro de la vida nocturna en la isla.